Pueblo blanco - (Comentado)
Reflexiones en torno a Pueblo Blanco
(Canción de Joan Manuel Serrat)
Pueblo Blanco (comentado)
Colgado de un barranco
Duerme mi pueblo blanco
“Ah! Es un pueblo blanco” dijo mi hija sorprendida cuando le mencionamos el pueblito del sur de España en la región de Andalucía de dónde había partido su tatarabuelo en el siglo XIX rumbo a Argentina. Mientras conversábamos ella googleaba buscando imágenes del lugar que era una novedad porque hacía poco mi esposa había logrado ubicar aquel lugar mítico del que partiera su antepasado. Padules se llama y está en la región de la Alpujarra en Andalucía donde se heredó la costumbre de blanquear a la cal las casas en los pueblos tal como lo hacían los antiguos habitantes venidos del norte de África lo cual le da a estos parajes el aspecto de pueblo blanco tan característico.
Bajo un cielo que, a fuerza
De no ver nunca el mar
Se olvidó de llorar
Por sus callejas de polvo y piedra
Por no pasar, ni pasó la guerra
Sólo el olvido
Camina lento bordeando la cañada
Donde no crece una flor
Ni trashuma un pastor
La región es de clima semidesértico de abundantes accidentes típicos de esa geografía. Alejado de la costa del mediterráneo y con aguas escasas estos pueblo junto a la montaña suelen ser olvidados para el resto de la economía, subsisten apenas y mantienen una población estable a lo largo de décadas y décadas. Tan alejados han estado siempre que la última rebelión de los moros sucedió en esta región casi ochenta años después de la expulsión de finales del siglo XV: La Guerra de la Alpujarra tras largos años de olvido actualmente la gesta se recuerda en la región con celebraciones anuales.
El sacristán ha visto
Hacerse viejo al cura
El cura ha visto al cabo
Y el cabo al sacristán
Y mi pueblo después
Vio morir a los tres
Y me pregunto por qué nacerá gente
Si nacer o morir es indiferente
La monotonía pueblerina a lo largo del tiempo se pone de manifiesto en los cambios de nombres mientras todo sigue igual. En los censos disponibles (para el caso de Padules) sorprende ver que la población se mantiene y solo hay variaciones en tiempos de miseria (guerras, sequías) pero siempre vuelve a su promedio en torno a mil habitantes y aunque hay nuevas formas de producción y nuevos productos como la vid, la estabilidad es una característica pueblerina.
De la siega a la siembra
Se vive en la taberna
Las comadres murmuran
Su historia en el umbral
De sus casas de cal
Cuando termina la cosecha (la siega) hasta la próxima temporada (siembra) hay poco que hacer, la actividad principal es la agricultura y algunas actividades menores como la cestería con fibras de esparto, algo de ganadería. Recientemente se ha fortalecido la vid y la vitivinicultura como alternativas, han mejorado las comunicaciones y se reinvindican las virtudes de cada localidad con el fin de atraer al turismo.
Y las muchachas hacen bolillos
Buscando, ocultas tras los visillos
A ese hombre joven
Que, noche a noche, forjaron en su mente
Fuerte para ser su señor
Tierno para el amor
Ellas sueñan con él
Y él con irse muy lejos
De su pueblo y los viejos
Sueñan morirse en paz
Y morir por morir
Quieren morirse al sol
La boca abierta al calor, como lagartos
Medio ocultos tras un sombrero de esparto
Los sueños pueblerinos de las muchachas de mediados de siglo XX cuando aún el lugar (y los sueños) de la mujer giraban en torno a formar un hogar ideal haciendo tejidos de bolillos y los jóvenes que avizoraban un futuro mejor lejos de allí. Mientras tanto los viejos solo quieren paz y en su monotonía solo aguardan un buen final.
Escapad gente tierna
Que esta tierra está enferma
Y no esperes mañana
Lo que no te dio ayer
Que no hay nada que hacer
Toma tu mula, tu hembra y tu arreo
Sigue el camino del pueblo hebreo
Y busca otra luna
Tal vez mañana sonría la fortuna
Y si te toca llorar
Es mejor frente al mar
El consejo del autor, hombre al fin, acuerda con los varones: hay que irse con su trabajo a otra parte.
Si yo pudiera unirme
A un vuelo de palomas
Y atravesando lomas
Dejar mi pueblo atrás
Os juro por lo que fui
Que me iría de aquí
Pero los muertos están en cautiverio
Y no nos dejan salir del cementerio
Finalmente se reflexiona desde un lugar desde el cual ya no hay cambio posible. Una iluminación tardía que deja como enseñanza. Arrepentimiento y nostalgia.
Compositor: Joan Manuel Serrat
Pero más allá de la mirada triste de la letra se pinta de manera prodigiosa una composición de lugar y de un tiempo de bucólica belleza, la subsistencia, la rutinaria calma, los sueños de pueblo, el trabajo cotidiano, imágenes detenidas en el tiempo que pudieron suceder hace un siglo o hace cuatro sin demasiados cambios.
Ixx, 2024
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