Padules - Breve Historia
Padules tiene su historia además de ser el pueblo del que partieron los hermanos Granado a fines del siglo XIX hacia Argentina. Es un "pueblo blanco" tal como se conoce popularmente en España a las comarcas de montaña tan comunes en el sur de la península, de fuerte impronta árabe de quienes muy probablemente hayan heredado la costumbre de blanquear sus viviendas a la cal. Una costumbre que se observa inclusive en las cuevas de la región donde se vive aún en la actualidad en las afueras de Almería.
Padules mantiene una población estable desde hace muchos años, con variaciones que han fluctuado entre los quinientos y los mil doscientos habitantes, una población acorde a los recursos de la zona.
Estos mismos recursos han sido el principal factor de crisis y movimientos de personas en función de la supervivencia y en parte de eso se trata el período histórico que se describe en este caso, resabios de la expulsión de los moros que han sido un hito recuperado en las nuevas conmemoraciones de la zona ya como un atractivo para el turismo.
Padules.
Su nombre significa "pequeñas lagunas", porque cerca de la población hallaban muchos manantiales. Su origen es hispano-romano, aunque otros piensan que es de origen árabe, de hecho existe en toda la zona una gran riqueza arqueológica, señal de poblamientos de distintos períodos.
De origen incierto, la floreciente historia de Padules empieza en la época morisca.
Durante la época nazarí perteneció a la taha* de Lúchar.
La conquista cristiana a finales del siglo XV y la sublevación morisca de 1568 y su posterior expulsión del Reino de Granada, marcaría su historia hasta nuestros días.
Fue escenario de la revuelta morisca de 1.568 y lugar de realengo, teniendo como residente a Boabdil y temporariamente a Don Juan de Austria quien se encuentra allí, en un rincón de la disputada sierra con el rey de los moriscos Muley Abdallah Abén.
En el 1569 don Juan de Austria se instala aquí con el fin de terminar con el levantamiento de los moriscos.
Es la hora de la paz. Es la Paz de las Alpujarras, que pone fin a la última gran guerra del período histórico de la Reconquista.
*Taha, ta'a, comarca, distrito. Taifa, ta'ifa, cada uno de los reinos en que se dividió al-Andalus al disolverse el califato.
Padules. Historia.
Una de las sacudidas más fuertes de la zona fue la revuelta
de los moriscos y la consiguiente repoblación,
que se efectuó con castellanos viejos.
La revuelta morisca
La Guerra de las Alpujarras fue un conflicto en el que se enfrentó la aspiración desesperada por reinstaurar la situación política, económica, religiosa y social desaparecida por la caída del Sultanato nazarí en 1492, con una determinación inquebrantable por mantener el control del Reino de Granada para asimilarlo totalmente al resto de la Monarquía Hispánica. A esta peligrosa situación se sumó la pasión desatada por unos excesos religiosos que impregnaron de barbarie una lucha ya de por sí exacerbada.
La llegada de Felipe II al trono en 1556 supuso una escalada en el problema morisco. El nuevo clima de exaltación católica que impregnaba la política de la época y el declinar de algunas casas nobles protectoras de la minoría morisca, como la de Tendilla, favorecieron la radicalización ideológica y política de buena parte de las autoridades reales. Por su parte, los moriscos también adoptaron postulados muchos más radicales como respuesta a su creciente declive económico.
La prohibición de exportar seda, dictada en la década de 1550, y el incremento de la presión fiscal a partir de 1561 ahogaron por completo la economía granadina. La tensión aumentó en 1567, cuando una pragmática de la Corona prohibió el uso de la lengua árabe y la vestimenta diferente a la castellana, así como bailes, instrumentos, abluciones y demás prácticas propias de la tradición islámica.
Este decreto constituyó una auténtica declaración de guerra contra la minoría morisca. El marqués de Mondéjar, en aquellos momentos virrey de Granada y valedor de los derechos de los moriscos, entendió los peligros que conllevaba la pragmática e intentó suspender su aplicación. Su intervención no logró fruto alguno, por lo que la aplicación de las órdenes reales y la actividad inquisitorial de los meses posteriores contribuyeron a aumentar las tensiones.
En la noche de Navidad de 1568, un grupo de oficiales reales que eran cristianos viejos (esto es, de antepasados totalmente cristianos) fueron asesinados en la región de las Alpujarras como respuesta a la presión real sobre aquella zona tan depauperada. La noticia del suceso llegó rápidamente a Granada, donde la burguesía morisca se declaró fiel a la Corona. En cambio, en las zonas rurales, donde la situación económica era más desfavorable, la mecha de la rebelión prendió con facilidad.
La guerra de las Alpujarras fue uno de los conflictos más cruentos de la historia de España. Las acciones militares se limitaron alasalto de pequeños enclaves situados de forma estratégica sobre aquel accidentado territorio y a una incesante actividad guerrillera. En cambio, abundaron los episodios de violencia, de tortura y de salvajismo contra la población civil. Los moriscos protagonizaron asesinatos y violaciones en las poblaciones cristianas y destruyeron centros religiosos. Los efectivos de la Corona, por su parte, lanzaron razias sobre núcleos moriscos con la intención de hacerse con botín al tiempo que apresaban a mujeres y niños para venderlos en los mercados de esclavos.
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/guerra-alpujarras-gran-revuelta-moriscos-andalucia_18396
Aunque a partir de octubre de 1570 las rendiciones de los moriscos fueron masivas, varios miles siguieron resistiendo. La mayoría se refugiaron en cuevas, tan abundantes en las Alpujarras, donde muchos de ellos murieron asfixiados, ahogados por el humo de las hogueras que prendieron las tropas cristianas en sus entradas para obligarles a salir.
La tercera fase de la guerra se inicia en enero de 1570 cuando, ante el grave cariz que tomaba la revuelta, el rey Felipe II destituyó al marqués de Mondéjar como capitán general de Granada y nombró a su medio hermano don Juan de Austria para mandar a un ejército regular traído de Italia y del Levante, que sustituyó a la milicia local. Don Juan de Austria conquista y ordena destruir Galera el 10 de febrero, después de un asedio de casi dos meses; el 27 en marzo conquistó Serón dirigiéndose a continuación a la Alpujarra a finales de abril, instalando su cuartel general en el campo de los Padules, donde se le unió un segundo ejército al mando del duque de Sessa, Gonzalo Fernández de Córdoba, que había salido de Granada en febrero y había atravesado la Alpujarra de oeste a este. Al mismo tiempo, un tercer ejército al mando de Antonio de Luna y Enríquez de Almansa había salido de Antequera para alcanzar la sierra de Bentomiz, otro de los focos de la rebelión morisca, a principios de marzo.
Los moriscos de Granada que sobrevivieron (se estiman unos 80 000) fueron deportados a partir del 1 de noviembre de 1570 hacia otros lugares de la Corona de Castilla, especialmente hacia Andalucía Occidental y las dos Castillas.
Tras la expulsión de los moriscos en 1570 la repoblación de la zona se llevaría a cabo con cristianos viejos, en su mayoría procedente de Andalucía Oriental, Castilla-La Mancha y Valencia.
En esta zona la mayoría de los repobladores provenían de Andalucía, ya que el Andarax fue repoblado en 1574 por 810 vecinos, que se distribuyeron por las 4 tahas.
Andalucía aportó 283 vecinos, lo que supuso el 34,9% del total. La actual zona de Castilla-La Mancha con 195 repobladores, que representan el 23,9 por 100. El tercer aporte en importancia es el de Valencia, con 131 repobladores, el 16,1% del total. A estas regiones le siguen Murcia, Castilla-León, Extremadura y Galicia. De la zona andaluza, Jaen aportará la mayoría de la población, el 59,7%, seguida del Granada, con un 21,9%, Córdoba con un 11,3% y Sevilla con un 7%.
No hay verdadera conquista sin repoblación, sin ocupación efectiva del territorio ganado con las armas. Este es un aserto perfectamente comprobado en el largo tiempo de la “Reconquista” hispana, es decir, de la conquista cristiana de la Península a partir del siglo VIII y hasta el XV. El caso del Reino de Granada se atiene a ese axioma como ejemplo irrebatible. La guerra y la repoblación paralela (1482-1492, la llamada Guerra de los Diez Años) desarrolladas por los Reyes Católicos se tradujeron en una ocupación muy escasa del territorio, apenas un 25% mediante los preceptivos repartimientos. No sería hasta la finalización de la Guerra las Alpujarras en 1571 cuando el panorama cambió por completo.
Vencida la resistencia morisca, la Corona decidió buscar una estrategia que le permitiera zanjar definitivamente la cuestión morisca. En noviembre de 1570 se decretó la deportación de los moriscos del reino de Granada, que fueron diseminados por tierras de Castilla. La medida resultó al cabo insuficiente y sólo postergó unas décadas el fin de la comunidad morisca en España, expulsada por Felipe III en el año 1609.
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/guerra-alpujarras-gran-revuelta-moriscos-andalucia_18396
Fig.1. Cuenca del río Andarax.
Fig.2. Región de la Alpujarra.
Fig.3. División de Alpujarra en tahas.
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