Los gitanos y el prejuicio

Derechos Humanos. La identificación de una niña que vivía con una familia gitana revivió los prejuicios contra un pueblo estigmatizado. Cuando se supo que tenía el mismo origen, el interés mundial decayó.

IXX-2013






POR JORGE EMILIO NEDICHESCRITOR Y ENSAYISTA ARGENTINO, DE ORIGEN GITANO. ESCRIBIO: “EL PUEBLO REBELDE” (VERGARA) en Revista Ñ

04/11/13

El ángel que expuso el racismo europeo


Todo el encanto de una niña bella y rubia de seis años hallada en un barrio de gitanos en Grecia, recorrió los diarios y las pantallas de los televisores de todo el mundo, despertando una solidaridad inmediata hacia la nena, supuestamente raptada y su “familia biológica”, y un repudio enorme hacia la comunidad gitana en general. Ahora que se sabe que la aurea María pertenece a la etnia rom de Bulgaria, la indignación y el espanto mundial han cesado. Y como la niña es gitana, su situación ya no importa tanto. Entonces vale la pena analizar cómo detrás del supuesto acto de justicia, se encubrió un acto de discriminación y racismo, realizado aun por medios periodísticos serios, que subsumidos por el estereotipo del gitano ladrón de niños, prejuzgaron. Y justamente porque el sino gitano es negros, deberían haber esperado porque ante casos aberrantes, la reacción mortal de ultraderecha no se hace esperar, como ocurrió recientemente en Italia. Y de paso evitar el chasco. (Se negaban a creer que hubiera gitanos rubios). También queda al descubierto que la marginalidad en el seno gitano no le interesa como noticia a la prensa, ni como injusticia social a las autoridades. Se alude a que es algo cultural, y por ese motivo los estados no intervienen. Y es exactamente al revés, porque la explotación y la auto-explotación son culturales hay que intervenir, y evitar que la marginalidad se haga cultura y vuelva siempre como un cachetazo sobre el rostro de una etnia maltratada y mal tratada, por gitanos y gadyos (no gitanos). Hay que ayudar al pueblo gitano a salir de la marginalidad que genera el desprecio mundial.




Para leer más sobre el tema (en francés), se puede ver una nota cuya fuente son miembros de la propia comunidad Rrom:
http://adolfoligorria.blogspot.com.ar/2013/07/quienes-son-los-rroms.html


De los ocho millones de gitanos occidentales, hay un sector mínimo compuesto de hombres, mujeres y niños que no se ha podido aggiornar a los cambios y ha quedado atrapado en el margen del margen, y sale hacia las grandes ciudades a robar carteras o a cortar cables, o bien a pedir limosnas, fingiendo enfermedades que no tienen. En toda Europa las mujeres, por su condición de gitanas, y muchas, a pesar de estar bien alfabetizadas, se ven excluidas del mercado laboral y ejercen la prostitución o venden drogas, o ambas cosas a la vez, y cuando envejecen, o enferman, a causa de vida paupérrima, piden limosnas.

Desde Rumania y Bulgaria, y con ayuda de funcionarios de ambos gobiernos, se organizan giras mendicantes por Europa o Latinoamérica, realizadas por familias que llevan viviendo en la marginalidad varias generaciones y a causa de eso han perdido el sentido común y la humanidad mínima que se debe tener en la vida: suelen alquilar chicos, generalmente de otras familias gitanas, y todos juntos salen a mendigar por el mundo.

El alquiler del niño se pauta de manera diaria, semanal, mensual o bien, por la gira completa. Un sector importante de las ONG gitanas o pro-gitanas suelen darle la espalda a estas cuestiones porque en la punta del ovillo están los roms pero en la madeja hay de todo, y el temor a las represalias políticas y económicas, las detiene. Otras ONG no actúan porque se necesita una solución integral que ellas no pueden dar. Los que delinquen tienen conciencia de lo que hacen, pero no les resulta fácil cambiar su destino, porque nunca hicieron otra cosa. Por último están las ONG que a pesar de la situación, lucran con la desgracia y sólo enriquecen su curriculum, y éstas son muchas.

Desde el siglo XV hasta el presente, literalmente fueron más de mil las leyes anti-gitanas dictadas en toda Europa, que castigaban la arrancia y la vagancia, el nomadismo, las carpas y los carromatos; además de prohibir la vestimenta típica, como así también la lectura de manos. El hurto al voleo, generalmente de alimentos o ropa, se pagaba con el corte de un dedo, o de una oreja, o de la mano si repetía, de ese modo se distinguía al gitano ladrón del que no lo era. Como estas medidas no dieron resultado, las persecuciones se convirtieron en moneda corriente, y cualquier ciudadano podía usar su escopeta, aun dentro de las iglesias, y matar a un gitano. A cambio recibía de parte de los gobernantes una caja de cartuchos y un animal vivo para su chacra. Tampoco faltaron las muertes por desmembramientos, ni las condenas a morir en galeras, así hasta llegar al genocidio nazi. Hoy a los ocho millones, se les prohíbe viajar en el transporte público o tomar aviones, además están excluidos de toda actividad social, al punto que en ningún comercio de Europa los admite como habitués o compradores, fuera de sus asentamientos no les venden ni cigarrillos.

Si los gobiernos quieren ver la realidad tendrán que explicar cómo es que tuvieron a los gitanos durante seis siglos en la intemperie europea, sin brindarles una solución verdadera a un problema tan humano como urgente. Pero sí, se los legaliza para criminalizarlos o para esterilizar a las mujeres en reiterados intentos culturicidas. Pero no se lleva a sus asentamientos, escuelas, ni centros deportivos, ni culturales, o talleres con salidas laborales, que faciliten su inserción en el mundo. La sociedad tiene que ir hasta el hueso de esta herida y ver que la situación por la que atraviesa la aurea María, la viven varios miles de niños roms, y que detrás de toda esa indigencia fabricada por propios y ajenos, hay abogados que favorecen los trámites, funcionarios que reciben coimas y políticos metidos en una mafia que vende pasaportes y organiza giras de mendicantes viajando en transportes prohibidos. La sociedad debe saber que la Comunidad Económica Europea, bajo el paraguas de un plan de inclusión de las minorías, especialmente la gitana, le otorgó a todos los países miembros de la Unión Europea una suma no retornable en euros, superior a las reservas en dólares que hoy tiene el Banco Central de la República Argentina, para que termine con el problema de las minorías. Menos del veinte por ciento de esa suma se invirtió en el problema, del resto del dinero nada se sabe.

Ilustración: Daniel Roldán.
Etiquetado como:Niña gitana

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Otra nota publicada en 2010 ilustra sobre el tema.


04/10/10

La construcción de lo indeseable

Procedentes de la India, los gitanos llegaron a Europa en 1312 y a París en 1427. Pero siguen siendo discriminados, como lo confirma la expulsión ordenada por el gobierno francés. Aquí, con ironía, el autor denuncia los siglos de prejuicios que alimentan el racismo de esa medida.

Todo el mundo sabe que los gitanos son la escoria de la humanidad, son malos, antisociales, amigos de lo ajeno, robadores de niños, de caballos; en la modernidad, de autos. Brujos, practicantes de magia negra. Según sectores de la la Iglesia católica, caníbales que huelen a azufre. Son mentirosos, sucios, fabuladores, degenerados que no respetan la sangre y se casan entre parientes. Salvajes que no pueden vivir en sociedad, salteadores de sogas, de gallineros y de todo lo que puedan meter en sus mugrosos campamentos. Por estas y muchas otras formas de rapiña, en los mejores hoteles de Europa recomiendan resguardar las pertenencias debido a la presencia gitana en las calles; en varios aeropuertos del viejo mundo se puede ver una fila aparte para los gitanos.

Estas personas procedentes del noroeste de la India, que hablan la lengua rom, llegaron a Europa en 1312, y a París en 1427. Desde entonces hasta el presente, han servido en los ejércitos europeos y por ello han obtenido títulos nobiliarios, tal es el caso del Duque Andrés y sus hombres en Inglaterra, aunque, a decir verdad, la mayoría de las veces fueron expuestos como carne de cañón, para que el enemigo gastara las balas en su molesta presencia. Siempre han vivido al margen de la sociedad, literalmente acampaban en las afueras de los poblados, tenían prohibido molestar a los habitantes con su osamenta llena de piojos, con niños gritones y mal educados que olían peor que los cerdos. Si tenían la osadía de entrar al pueblo, eran apaleados; si robaban algo para comer o para vestir, les cortaban una oreja; si volvían a robar, perdían las dos.

A fines del siglo XIX y comienzos del XX, cazar gitanos se había puesto de moda y las autoridades recompensaban al cazador con un cerdo y una caja de cartuchos, (ver legislación antigitana en europa http://users.col.com/asgltinum/gypsy.html). Sus mujeres eran y son bocas sucias, huelen a vagina, son brujas altamente peligrosas, robadoras de cuanto puedan tener a mano. Los hombres viven explotando a sus mujeres y a sus hijos, los mandan a mendigar, a vender baratijas y si al regresar no traen dinero, mujeres e hijos reciben una paliza formidable.

Por todos estos motivos la sociedad europea, en general, no les permite, desde que los vio por primera vez en el siglo XIV hasta el presente, formar parte de la ciudadanía. Estos gitanos ensucian París, no han sabido asimilarse en tiempo y forma al mundo moderno; no merecen ser educados, ni escolarizados, y pese al aporte económico de la Comunidad Económica Europea, no son tenidos en cuenta en los planes básicos de esos países, no los dejan ingresar por ultra marginales: es imposible censarlos, ordenarlos, alinearlos, registrarlos, convertirlos en ciudadanos.

Los millones de gitanos europeos que han sido expropiados de su patrimonio cultural y asimilados, están fuera de este conflicto (aunque sus vidas siempre corren peligro). Sólo son perseguidos los gitanos búlgaros y rumanos. Todos los gitanos sin excepción fueron esclavos de Europa durante cinco siglos; los últimos recuperaron su libertad en 1858 cuando Europa abolió la esclavitud; la libertad que no trajo bienestar, sino una vuelta a las persecuciones y a los asesinatos de siempre, que de manera reiterada son vendidos a la prensa como una reyerta entre gitanos. Y la prensa suele comprar.

Estos gitanos son perseguidos y asesinados a diario en Hungría, de donde proviene la familia de Sarkozy; las gitanas son cazadas en las calles y llevadas a los hospitales que tienen un sector exclusivo para gitanos. La población, en general, no quiere estar donde están ellos; y pese a que muchas gitanas son analfabetas, igualmente las obligan a firmar un papel donde dicen que aceptan ser esterilizadas. La Liga Magiar en Hungría, dos por tres sale a matar gitanos; se forman comisiones investigadoras que nunca arriban a ninguna conclusión.

Las cárceles europeas están abarrotadas de gitanos sucios y ladrones; y los orfanatos llenos de niños mendigos, pero también robadores de todo. En estos lugares los gitanos también son discriminados y sufren agresiones físicas y contagios de infecciones terminales. La droga ingresa a los campamentos y los gitanos de cualquier edad consumen con una voracidad pocas veces vista y, al cabo de un tiempo corto, caen como moscas. No son pocos los políticos y ciudadanos que se alegran con estas muertes: la parca les saca trabajo de encima y el aire es más liviano y diáfano sin gitanos.

Recordemos que el Estado italiano, tanto como el rumano y el húngaro, fueron aliados del régimen nazi y tienen una historia negra con las minorías. También Francia, también Sarkozy. Rumania, desde que terminó la Segunda Guerra, intenta deshacerse de los gitanos; los propios rom afirman que les dan algo de dinero y pasaportes y los sacan de su territorio en vuelos hacia destinos preferentemente europeos. Otros gitanos, mafiosos verdaderos que regentean el delito de alto vuelo, no son molestados por autoridades a las que sobornan.

Después de cinco siglos de esclavitud, sólo puede haber, en lugar de un hombre, un ser animalizado; así, animalizado, el gitano recuperó su libertad para vivir dos siglos en la marginalidad más absoluta. La marginalidad destruye la cultura de un pueblo, y la autodestrucción pasa a ser su cultura: esto lo sabe la Comunidad Económica Europea que hace importantes aportes económicos para que los países citados mejoren la calidad de vida de los gitanos y los instalen en una condición de existencia digna que nunca tuvieron. Como nos queda claro, la mejora en la calidad de vida para los gitanos no es posible, y parece que tampoco deseada por los gobiernos europeos, todos.

De hecho, Rumania se esfuerza por gastar los 32.000 millones de euros de fondos no reembolsables que le ha reservado la Comisión para la Integración de las Minorías en Riesgo, para el período 2007-2013. Y por lo visto ese dinero no luce en la miserable realidad gitana. Y aunque resulte increíble para los gitanos, impensable para muchos europeos y les cause dolor de estómago a otros tantos, las matanzas, la esclavitud y los delitos de lesa humanidad pasados, presentes y futuros, deberán pagarse en la justicia; si es así, será creíble que el poder desea combatir el racismo...

POR JORGE EMILIO NEDICH ESCRITOR. AUTOR DE “EL PUEBLO REBELDE. CRONICA DE UNA HISTORIA GITANA”


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