Alucinaciones
“¡Yo soy grande y fuerte!”
En tercer grado tuve por primera vez un maestro, se llamaba Juan Carlos, desde mi punto de vista era alto y delgado, joven, de buen carácter pero comparado con mi señorita Mercedes de primer y segundo grado era todo un cambio. Corría el año 70 del siglo XX y un día hicimos un ejercicio de relajación que hasta el día de hoy me parece novedoso. Nos hizo desocupar el pupitre, lo despejamos por completo y nos pidió apoyar la cabeza sobre los brazos cruzados y cerrar los ojos. Había que prestar atención a todo lo que oyéramos y guardar silencio por unos minutos. Al cabo de un rato nos hizo reincorporar y contarle qué habíamos escuchado. Algunos chicos dijeron que nada, otros oyeron los pájaros (por ese entonces había muchos gorriones en los árboles y por las mañanas eran bastante bulliciosos), hubo quien dijo oír los autos en la avenida y quien oyó el colectivo pasar. Uno dijo que sintió pasar tanques de guerra, sin más, yo imaginé un desfile militar o cosa por el estilo, a mi turno dije que pájaros y autos a lo lejos, nada raro hasta que finalmente uno de los chicos, de esos que parecen arreglárselas solos para ir a la escuela, algo desgreñado y callado, que se sentaba casi al fondo del aula dijo muy seguro “Yo escuché un cavernícola que decía…” y agregó impostando la voz como un trueno “Yo soy grande y fuerte!”. Silencio general.
Ixx, ene2025
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